Hay algo distinto a cualquier mirada que haya visto antes, es raro pero me gusta, sonreímos como si estuviésemos pensando algo parecido, un beso, esta vez diferente, mucho más dulce, nuestras lenguas no se mueven con la violencia del deseo sino que ahora están recorriendo nuestras bocas lentamente, saboreando cada célula, sin dejar de besarlo bajo al cuello, un pequeño mordisco acompañado de un suspiro hacen que volvamos a perder la cabeza.
El resplandor del sol había dejado paso a la luz de la luna, dos cuerpos unidos se podían contemplar a altas horas de la noche, bajo la luz de millones e estrellas que, incluso ellas, morían de celos por no poder sentir lo que ellos sentían el uno por el otro en ese preciso instante, tan ardiente como un trago de whisky de malta, tan dulce como la miel, tan amargo a veces como el café, pero siempre tan intenso....
-te quiero.
-Yo a ti más.
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Y el avión se estrelló de camino a Italia |
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