Sergio
Tiene los ojos, marrones profundos, una mirada intensa a veces curiosa otras veces sorprendida y otras con ese característico aire superior de seguridad en sí mismo. Una nariz mediana, de ángulos rectos, normal pero con mi olor guardado en su interior. Unos labios capaces de hacer parar el tiempo al besarlos, carnosos, en perfecta armonía con su cara, el labio superior sobresaliendo un poco sobre el inferior haciéndolos así ganadores seguros de cualquier batalla, imposibles de resistir. Orejas tentadoras, sensibles al tacto húmedo de mi lengua recorriéndolas y a la presión de mis dientes al morderlas. Sus manos grandes, acogedoras, salvajes y cariñosas, en un momento te desgarran y en otro son lo más dulce que jamás roce tu piel. Y su cuerpo, qué decir de mi lugar favorito del mundo, aquel donde encajo a la perfección, aquel que inevitablemente me atrae, me posee, me retiene sin escapatoria es grande, firme, caliente, seguro…sencillamente PERFECTO. Aunque si de algo estoy segura es de que todo carecería de importancia sin su corazón, un corazón imposible de describir pero que desde el primer momento en el que me crucé con él despertó al mío para en un descuido sustituirlo, quedándose de esta manera dentro de mí y convirtiéndose en el dueño de todo mi ser.
Contigo cada momento es increible
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